Parece que el punto de inflexión es el partido de Elche, donde sufrimos un varapalo de 4-0 y la zaga formada por Malón, Regalón, Juanma y Satrústegui dejaron de funcionar. Machín dio confianza a este cuarteto también en el partido siguiente perforando su meta en una ocasión; ya en Girona, ante la incapacidad por repetir línea, se lanzó con algo más extraño -Rigo, Regalón, Ripa y Expósito- y acabaron volviendo a Soria con tres goles más para la estadística. En el encuentro contra el Villarreal volvieron los cuatro de confianza y encajaron un gol, pero no se les puede reprochar nada porque trabajaron al cien por ciento, y si no se llega a encajar nadie diría nada.
Contra el Guadalajara nos batieron a Herrerín hasta en cinco ocasiones, teniendo sobre el terreno de juego al cuarteto de gala, con la excepción de Malón, suplido por Ripa. Ahora aquí mis conclusiones ¿tan poco motivador es nuestro entrenador que si se pierde un partido por goleada no les puede subir los ánimos y volver a ser lo que eran? ¿O tal vez este ha sido un momento complicado porque pese a encajar goles sabíamos sobreponernos y empatar o acabar ganando y que encajar tantos tantos -valga la redundancia- contra el Guadalajara y no poderlos haber equilibrado con los marcados les saque la venda de los ojos?
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